jueves, 27 de noviembre de 2008

La interactividad de O.J. Simpson


Que la interactividad ha llegado a lo más alto, o que está muy cerca de hacerlo, es obvio, pero no obstante hay cosas que siguen siendo sorprendentes.

Que cualquier empresa distribuya un CD interactivo para que los usuarios puedan conocer su funcionamiento, e incluso, que introduzcan juegos para fomentar la participación y hacer de algo complejo una actividad divertida, no deja de ser curioso y puede llamarnos la atención, pero todo tiene un tope y hay que saber decir basta.

El famoso caso O.J. Simpson, el jugador afroamericano que fue culpado de asesinar a su exmujer y la pareja de ésta, llegó a ser uno de los juicio más que televisado y comentado de la historia de EE.UU. Todos los medios dieron cuenta de ello. Se convirtió en un tema que mantuvo en vilo a los ciudadanos durante los casi ocho meses que duró el juicio. El hecho de que los personajes implicados en todo el proceso llegasen a hacerse famosos e incluso ser parodiados (se produjeron series televisivas e imitadores, en clave de humor) llama bastante la atención, y nos hacer dar cuenta del movimiento que genera un hecho público, basado en el morbo puramente.

Pero eso se convierte en una anécdota más si lo comparamos con lo que llegó a hacerse tras el rebomborio del caso. Un CD-ROM interactivo (“El pueblo contra O.J. Simpson”) donde los usuarios podían profundizar en el caso. En este CD-ROM se ponía a disposición informes escritos, imágenes y sonidos de los juicios que se llevaron a cabo y toda la información adicional para no perderse detalle. La ida era que, a medida que se desarrollaba el juicio, al encender el ordenador pudiese disfrutar de todo lo que sucedía en el tribunal: si alguien sube al estrado a declara, con el CD se obtiene su bibliografía, imagen en video o diapositiva (hasta 85 personas). Si O.J. Simpson huía de la sala, el CD mostraba un mapa con el recorrido e imágenes de la persecución policial.

“El pueblo contra O. J. Simpson” permitía examinar el caso desde varios ángulos: el asesinato, las pruebas, los protagonistas, el sospechoso, la detención, el debate legal y el juicio en la opinión pública. Y todo por un módico precio de 20 dólares, tras los cuales estaba, entre otras, la cadena de televisión CNN como distribuidor.

Conclusión: no hay nada como el morbo y el sensacionalismo para explotar las posibilidades interactivas.

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